El curriculum: reflexiones tras el coloquio con Antonio Bolivar.


Debo reconocer que hasta ahora no había leído nada, y apenas reflexionado, sobre el curriculum escolar. A los profesores universitarios se nos exige un doctorado en nuestra área de conocimiento, pero no formación en pedagogía o en didáctica. Probablemente ésta es una de las cosas que deberían cambiar en la nueva educación, si la enseñanza universitaria se considera también educación. Pero esto se merece una reflexión aparte… Así que, para mí el curriculum era algo que nos venía dado y que consistía simplemente en la organización de las asignaturas por curso y a las pruebas de evaluación externas obligadas.
En el caso concreto de mi experiencia docente, el curriculum se asociaba a conceptos nuevos como “competencias”, “rúbricas” y “comunidades de aprendizaje”, que para mí seguían siendo nociones impuestas, esta vez por el Espacio Europeo de Educación Superior. Y si los consideraba nuevos es porque no los había vivenciado durante mi etapa de estudiante.
De este coloquio me quedo con 3 puntos clave que han removido mi conciencia sobre la importancia del curriculum:
  • Que atendiendo a la diversidad presente en nuestra sociedad y por tanto en las escuelas, no cabe defender un curriculum igual para todos y con los mismos criterios de evaluación para todos. En palabras de Antonio Bolivar, la escuela tiene que adaptarse a los diferentes contextos que tiene, pero no para acentuar la desigualdad sino para potenciar lo máximo de sus alumnos.
  • Que en una sociedad de la información la función de la escuela no puede ser repetir información sino capacitar al alumno a moverse por esa información, es decir, dotar al alumno de las competencias básicas necesarias para saber hacer. Además, el modo en cómo se enseña debe reflejarse en cómo se evalúa, por ejemplo, con el uso de rúbricas.

Considero que la organización en asignaturas fijas a lo largo de toda nuestra vida educativa fragmenta tanto el conocimiento que dificulta la capacidad de relación entre las diferentes parcelas del conocimiento necesarias para desarrollar el saber hacer frente al puro conocimiento. Me parece esperanzador que se estén planteando currículos algo más transversales, como los que se desarrollan en torno a proyectos.
  • Que una de las perspectivas más innovadora es hacer de cada escuela una comunidad profesional de aprendizaje. Es decir, que la educación que ofrece la escuela sea como conjunto no lo que hace un profesor individual.

Al trasladar los puntos centrales del coloquio con Antonio Bolivar al día a día de mi trabajo docente he descubierto que lo más complicado, o quizás, el punto del que estoy más alejada es el primero. Adaptarse a la diversidad del aula con la carga docente actual y al ratio del aula, me parece un reto tan atractivo y necesario como complicado. En cuanto al punto 2, el reto más complicado es realizar una evaluación formativa acorde al curriculum basado en competencias. Por poner dos ejemplos, en la mayoría de las evaluaciones el examen final sigue teniendo el peso principal de la evaluación, y en cuanto a las rúbricas para evaluar las competencias, los profesores universitarios las hemos introducidos sin tener tiempo ni formación suficiente para hacerlas de forma adecuada y eficiente. Por último, en cuanto al punto 3, reivindicar que la creación de comunidades de aprendizaje es importante también en el ámbito universitario, donde el individualismo del profesor y la libertad de cátedra, son aspectos tradicionalmente intocables.

La innovación empieza por tanto, por la renovación del curriculum, más allá del simple cambio en la metodología de enseñanza-aprendizaje.

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